Os presento una rotonda neozelandesa.
Recordad que se conduce por la izquierda y, por tanto, se gira en sentido de las agujas del reloj.
Fijaros como en la salida, la línea discontínua se gira hacia afuera haciendo que, si vas por el carril exterior, tengas que ceder el paso al que va por el carril interior y quiere salir.
Un cambio tan sencillo en la pintura del suelo y lo fenomenal que puede resultar...
En tres semanas conduciendo por allí y cruzando cientos de rotondas, no tuve ni un solo susto porque alguien quisiera hacer cosas raras. Al saber que siempre puedes salir desde el carril interior, todo el mundo utilizaba todos los carriles de la rotonda, haciendo que la conducción fuera mucho más dinámica.
Un saludo.
P.D. Tomar una rotonda "por la izquierda" es una experiencia "cuasi-religiosa". Todo el cuerpo te está diciendo que lo que haces no esta bien y que te vas a dar una castaña de campeonato.